El vínculo con la Naturaleza es un derecho inalienable de toda criatura humana, adquirido a lo largo de miles de años de interacción con nuestro origen. En los patios vivos, niños y niñas encuentran un espacio para expresar y cultivar su fuerte atracción hacia todas las formas de vida. Aprenden a convivir con otras especies y a construir comunidad desde el cuidado mutuo y la solidaridad.