Es una poesía humanista porque arranca de los valores literarios de una tradición, sobre la que se construye y a partir de la cual innova; pero también porque su finalidad es la vida humana, el fin que persigue es la compleción de lo que significa ser humano, de modo que nada de lo humano le es ajeno: política, poesía, formas poéticas, crítica literaria, economía, geografía sentimental, viajes, sexo, amistad, etc., no aparecen sino como medios para una búsqueda, sólo son herramientas que dan testimonio de una vida entregada a la escritura intentando dejar huella del vivir, una contribución limitada (como todas) a la solución de este enigma que toda vida intenta dilucidar.
El hombre no es un medio; por eso la poesía de Carvajal vuela por encima de otras obras, que son indiscernibles de sus momentos; en ella el ser humano es un fin en sí mismo, y con esas raíces ilustradas se hace universal y atemporal.
