Un brillante golpe de efecto en formato poema, un canto a los perdedores, a los actores secundarios, a los vencidos...
Porque también hay épica en la derrota.
A un lado del cuadrilátero, con calzón azul y casi 6000 trillones de toneladas, el mundo. Y al otro lado estás tú.
Se intuye un combate desigual.
Y es cierto: vas a acabar besando la lona. Pero quizás después de leer este libro lo puedas ver con mis ojos:
Besar la lona no es caer, es darle las gracias al suelo. Antonio Carreño reivindica a través de una escritura brillante y de golpe de efecto la importancia del segundo plano, la épica de la derrota, la grandeza de los actores secundarios y de los perdedores. Porque aprender a volar exige muchas horas de suelo.