Definir a un canalla es sencillo. Los canallas son ese tipo de individuos a los que expulsan de la cárcel por mala conducta. El concepto de mangurrino ya es más complicado de especificar. Se trata, esencialmente, de un sinvergüenza que, pese a serlo, despierta simpatías generalizadas. Es una mezcla de pícaro, fresco, infeliz y más cosas. Todos hemos conocido personas de esa clase, a las que se les perdonan muchos defectos porque nos caen bien.
En este libro el lector hallará a poco que busque seres de ambas categorías, cómicamente descritos en biografeas (género inventado por el autor y que consiste en detallar la vida de la gentuza). Podrá elegir reírse de un amplio catálogo de personajes políticos, científicos y artísticos, a los que se ha puesto como chupa de dómine a causa de sus maldades o sus trapisondas. Desde Homero y Buddha hasta Freud y Sánchez Dragó, se ha satirizado en escritos breves a todo tipo de bípedos merecedores de un buen varapalo. Y se ha hecho de la forma más amena y variada, utilizando los más diversos géneros literarios y pintando sus retratos con ese óleo multicolor y maravilloso que es el humor y que sólo los seres verdaderamente inteligentes y sensibles saben apreciar.