En el libro de Hart leemos: «Para mí todo estaba enlazado o formaba parte integral de la gran tarea revolucionaria e histórica que teníamos por delante. Sentía que en mi vida personal no había nada ajeno a ella.» Eso es lo que sentirá quien lea el libro, el cual es a la vez la evocación de las peripecias de un ser humano concreto, durante un período intenso, y a la contemplación de ese período, con sus riesgos y dolores, sus esperanzas y grandezas.
Tal período es nada menos que el de los años que entre nosotros anteceden, en lo inmediato, a la hoy famosa década del sesenta, y, en consecuencia, al triunfo de la Revolución Cubana. Y ni esa década ni la misma Revolución pueden ser entendidas a cabalidad si se ignora cómo se formaron. Hart aporta aquí esa información, sobre la cual tanto se ha especulado, no siempre con el imprescindible conocimiento de los hechos; cuando no con prejuicios que deforman la perspectiva.
Aquí los hechos son mostrados en su plena transparencia, y limpios de prejuicios. El autor, cuya vida sorprende por su cúmulo de audacias, peligros y (en el mejor sentido del término) aventuras múltiples, parece sin embargo echarse a un lado para dar la palabra a la historia escueta. Incluso los documentos personales que incorpora son flechas disparadas hacia esa historia. Las propias meditaciones no tienen otra finalidad que llevar luz a las acciones. La magnitud de ellas y la impresionante estela que dejaron tras de sí, explican la repercusión que sin duda tendrá la obra. [...]
Roberto Fernández Retamar