Considerado el patriarca de la literatura americana y el mejor escritor de habla inglesa de su tiempo, Washington Irving (1783-1859) gozó del privilegio de vivir en la Alhambra mientras escribía este libro. En una tertulia que al atardecer reunía en la plaza de los Aljibes, recogió un torrente de recuerdos, historias y leyendas que le iban a servir de base a sus relatos, que sirven de marco vivo a un género nuevo de novela fantástica y literaria. Edición de Antonio Gallego Morell.