En la memoria profunda del Poeta, en su Athanor, esta matriz hizo posible la Poesía, ha bajado el Cielo, horizonte epifánico de la Plenitud y la Promesa. Sus versos, asombros ante la Armonía y el Esplendor, tienen centrados la Mirada y el corazón hacia el Centro, alimentan el fuego que arde pero no consume, el sello de la zarza ardiente, de la devoción, del acercamiento al fuego de la revelación, prototipo del encanto y la plegaria.
En apariencia minimalistas, los versos no son sólo la intuición poderosa, transcendental, de un Más Allá, sino sobre todo de un Principio creador, que habla por la geometría y el símbolo la lengua de la génesis.
- Silviu Oravitzan