Pero al percibir su mirada tan amable y tan sencilla, tan buena, soltó un pequeño grito de agradable sorpresa y con afecto se abrazó al cuello de Agnes y apoyó su inocente mejilla en su rostro.
Otros libros del autor
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información