En su vagabundeo por Nueva York durante un fin de semana, Holden Caulfield, el joven protagonista de El guardián entre el centeno, que acaba de ser expulsado de un elegante colegio, además de relatarnos las variadas y desconcertantes aventuras en que se ve inmerso, rememora su vida estudiantil y familiar. Su iconoclasta y sardónico monólogo nos va desvelando su repugnancia y rechazo de las convenciones y falsedades del mundo de los adultos -el título ya sugiere su deseo de prevenir a los más jóvenes de la deshonestidad que acecha en la madurez-. La defensa de la verdad, la inocencia y la pureza de ideales lo lleva a volcar los mayores afectos en su hermana pequeña, en quien ve reflejada la infancia perdida. Desde la publicación de esta obra, Holden Caulfield se ha convertido, para muchos jóvenes de todo el mundo, en el prototipo y en el modelo de adolescente rebelde, inquieto, confuso y generoso.