La conjunción benéfica del mundo de la fantasía y el mundo de los hombres se consigue y se pierde en una transmisión de poderes.
Cada veinticuatro años se celebraba en la aldea de Wootton Mayor la fiesta de los Niños Buenos. La ocasión era muy especial y se preparaba entonces una Gran Tarta que alimentaría a los veinticuatro niños invitados. La tarta era muy dulce y sabrosa y estaba toda cubierta de azúcar glasé. Pero dentro había unos ingredientes muy extraños y quienquiera que comiese uno de ellos conseguiría entrar en el País de Fantasía...
"Un libro fascinante como los mejores y 'más profundos' cuentos de hadas. Un relato memorable y hermoso."
Times Educational Supplement"Quizá pueda ser comparado con la más delicada de las miniaturas, pero de una especie muy rara: cuanto más se la examina más revela la grandeza de su concepción. Y quien lo lea a los ocho años seguirá volviendo a él a los ochenta."
New Statesman