Ramona estaba muy contenta al terminar el primer día en el colegio. Se había encontrado de nuevo con sus viejos amigos y la señora Meachan había seleccionado su redacción para leerla en clase! Pero al día siguiente, el entusiasmo se le desinfló como un globo pinchado cuando vio en la pizarra una lista de palabras mal escritas. Las había escrito ella en su redacción... Se avecinaba un curso duro porque, además de mejorar en ortografía, tendría que afrontar en los meses siguientes un sinfin de dificultades. Pero las superará, y descubrirá de paso una cosa muy curiosa: ser imperfecto es perfectamente normal.