El pequeño mendigo tiene hambre y frío, pero un día cambia su suerte. Un caballero le pide que cuide de su yegua hasta que regrese, y le ofrece pagarle una guinea de oro. El pequeño ve cómo varios aprovechadores intentan comprarle la yegua, pero se niega constantemente. Hasta que un Capitán de Su Majestad le ordena que vigile, ya que la yegua pertenece al salteador de caminos Dick Turpin. Una vez que lo atrapan, el niño monta la yegua y escapa con la firme intención de transformarse ahora en salteador de caminos.