Cuando Lale Sokolov llega a Auschwitz-Birkenau en 1942 se convierte en el tatuador del campo. Su labor consiste en escribir números con tinta permanente en los brazos de los prisioneros, creando el que se convertirá en uno de los símbolos más potentes del Holocausto. Entre la multitud que espera haciendo cola, Lale ve a una chica aterrorizada y temblando que aguarda a que le toque su turno.
Para él es amor a primera vista, y decide que va a hacer todo lo que esté en sus manos para que los dos sobrevivan al horror. Así empieza uno de los relatos más valientes, inolvidables y humanos del Holocausto: la historia de amor del tatuador de Auschwitz.