Presentación. El trienio atlántico y los historiadores, por Ivana Frasquet, Josep Escrig Rosa y Encarna García Monerris.-Capítulo 1. El Trienio Liberal en España (1820-1823). La guerra entre la libertad y la tiranía, por Encarna García Monerris y Carmen García Monerris.-Capítulo 2. El liberalismo portugués en la década de 1820: colapso imperial y reformas civiles, por Nuno Gonçalo Monteiro.-Capítulo 3. ¿«Ideas dislocadas»? El primer imperio mexicano entre la revolución y la amenaza antiliberal (1820-1823), por Josep Escrig Rosa e Ivana Frasquet.-Capítulo 4. «La constitución española ha [...] dado lecciones que no es fácil olvidar». El Trienio Liberal en Centroamérica (1820-1823), por Sajid Alfredo Herrera Mena-Capítulo 5. Revolución contra revolución. Venezuela durante el Trienio Liberal (1820-1823), por Tomás Straka.-Capítulo 6. La República de Colombia a la luz del Trienio Liberal, por Armando Martínez Garnica.-Capítulo 7. El Trienio Liberal en el Perú (1820-1824): elecciones y representación política, por Núria Sala i Vila.-Capítulo 8. El Trienio Liberal y sus consecuencias en el territorio de Charcas. El caso de Oruro (1820-1824), por María Luisa Soux.-Capítulo 9. Hace doscientos años: controversias y cuestiones sobre la(s) independencia(s) de Brasil, por Lucia Maria Bastos Pereira das Neves.-Capítulo 10. Bernardo O?Higgins y la geopolítica de la independencia de Chile a la luz del Trienio Liberal (1817-1823), por Andrés Baeza.-Capítulo 11. El origen de una genealogía. La «feliz experiencia» Rivadaviana y la tradición liberal argentina, por Marcela Ternavasio.-Relación de autores.
¿Trienio Liberal o trienios atlánticos? A ambos lados del océano, las revoluciones ibéricas de 1820 tuvieron repercusiones trascendentales, bien porque sirvieron de fuente de inspiración, bien porque crearon expectativas, temor o rechazo. Se inauguró entonces un proceso complejo y dinámico que culminaría con la pérdida de la América continental para las monarquías hispana y lusa. De ahí en adelante los procesos de construcción nacional se irían abriendo paso. Los cambios acaecidos en esos contextos supusieron, como posibilidad, no solo la superación de los paradigmas de la Europa legitimista, sino también un no retorno al Antiguo Régimen. Liberales y reaccionarios habían aprendido de las experiencias históricas inmediatas, por ello el presente y, sobre todo, el futuro se pensaron ya en otros términos.
