La película El desencanto, de Jaime Chávarri, supuso una auténtica revolución en la historia del cine español. Cautivada por su inigualable atmósfera, Teresa Pámies se propuso conocer los escenarios donde se desarrolla la historia y así iluminar algunas de las claves que la película deja en penumbra. Para ello, viajó a Astorga, donde se encontró con un paisaje desolador que llamó aún más su atención y en el que decidió adentrarse por completo. El jardín hundido es el de la casa del poeta Leopoldo Panero; un jardín donde se suceden las confesiones de Felicidad Blanc, su viuda, y sus tres hijos: Juan Luis, Leopoldo María y Michi, a los que Chávarri reúne en el largometraje. El libro, que comienza con una indagación sobre la decadencia y el derrumbe de esta mítica familia, termina en el frescor del jardín San Francisco, en la ciudad de León. Durante este trayecto, Pámies se detiene en algunos de los rincones más bellos de la provincia, como el santuario de la Virgen del Camino o el castillo gótico de Valencia de don Juan.