La Primera República (1873-1874) española ha llamado relativamentepoco la atención de los historiadores actuales. ¿Por qué se pasa hoycasi de puntillas sobre lo sucedido en 1873?, periodo del que sólo haquedado en el imaginario popular (e incluso en el culto) el recuerdode tres datos calificados severamente de negativos: la presencia decuatro presidentes y casi una docena de Gobiernos en doce meses, larebelión cantonal de Cartagena entendida como una anécdota pintoresca, y la entrada del «caballo de Pavía» en el Congreso, metáfora de todos los golpes de Estado habidos y por haber. Parece que la PrimeraRepública fue un breve paréntesis dentro del otro paréntesis, tampocolargo, que representó el sexenio revolucionario (1868-1874).
Así, en 1903 el escritor bohemio Alejandro Sawa se preguntaba: «Yono sé por qué los republicanos se obstinan todos los años enconmemorar esa fecha triste: el breve período político comprendidoentre el 11 de febrero de 1873 y el 3 de enero de 1874 es el máspoderoso argumento que los monarquistas pueden esgrimir contra larepública y los republicanos. ¡Ah, si ese régimen no hubi