La cara es nuestra carta de presentación en sociedad. Nuestras relaciones personales, sociales y laborales están condicionadas en gran medida por la sensación que transmite nuestro rostro, tanto en forma como en expresión. Una cara placentera tiene una serie de características que podemos definir y acotar. Una cara desagradable lo es, igualmente, por una serie de rasgos que podemos concretar y, en consecuencia, modificar. Gran parte de nuestro lenguaje corporal viene determinado por la expresión facial. Esta se apoya en la función simultánea de grupos de músculos que transmiten un sentimiento. ¿Esa expresión facial es cultural o universal? ¿Significa lo mismo una sonrisa en Occidente que en una tribu de Nueva Guinea? El concepto de cara atractiva ha evolucionado con el paso del tiempo. La belleza en el antiguo Egipto, durante el Renacimiento o en la actualidad es radicalmente distinta. ¿Cómo ha sido esa evolución? ¿A qué se ha debido? En la segunda parte de esta obra encontraremos una sucinta pero valiosa descripción de los distintos tratamientos estéticos faciales, sus objetivos, indicaciones, complicacione
