Cuando el personaje de Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes tenía un día rojo, cogía un taxi y desayunaba frente al escaparate de la joyería Tiffany's. Pero, como te podrás imaginar, yo no vivo en Manhattan, sino en un piso de alquiler en Madrid. No estoy en mi mejor momento, así que hice caso a mis amigas y decidí volver al pueblo que me vio crecer para pasar allí las vacaciones de Navidad. La idea era sencilla: desconectar, relajarme y reflexionar; pero ya sabes que nada sale NUNCA como planeas.
Aunque quizá debería haberlo sospechado, por mi maldita mala suerte. Y es que, a pesar de los buenos ratos tomando copas con las chicas y los divertidos momentos con mi familia, no paro de toparme una y otra vez con ÉL.
LA PRIMERA PARTE DE UNA TRILOGÍA PARA QUIENES RÍEN, AMAN Y NUNCA SE RINDEN