Feliciano es un camarero de puticlub, María trabaja allí. Feliciano y María hablan y se miran, se miran y hablan; y claro, para que queremos más: todo se lía y las páginas nos llevan a un viaje trepidante entre presidiarios de todas partes, inmigrantes caribeños, españoles chulos de putas y gallegos que cambiaron la gaita por una del calibre 45.