Un viaje por las historias reales que mejor explican la ciudad más famosa del mundo.
Nueva York puede contarse de muchas maneras. Pero solo hay una forma de penetrar hasta el fondo en el alma de la ciudad: a través de las historias de los que viven en ella.
Así, gracias a Francesc Peirón, conocemos a Ashrita Furman, el hombre que más récords Guinness acumula de todo el mundo. A sus más de sesenta años, sigue entrenándose cada día en su casa de Queens para conseguir ser quien más botellas de champán abre con un sable o quien más distancia recorre sobre unos zancos. A un salto de metro, en Brooklyn, hay un hombre que vive de hacer horchata, y que no nació en Valencia, sino en Grecia. Tuvo una novia catalana, a través de la cual conoció el producto, desconocido en Estados Unidos hasta ahora, y que él está poniendo en el mapa, con considerable éxito. Luego están los dos reclusos, mejor dicho, exreclusos. Se pasaron unos cuantos años en la cárcel acusados de un crimen que no habían cometido. Son negros, por supuesto. La tecnología permitió hace poco descubrir su inocencia. Ahora han abierto un bar, los dos juntos. En algunos medios bromearon con que han cambiado los bars, los barrotes, por el bar.
Estas, y otras, componen un mosaico de historias humanas tan increíbles como la ciudad en la que habitan.
