Los hechos que se narran en estos relatos no son trágicos ni especialmente graves, sino, más bien, una sucesión de situaciones cotidianas en las que mujeres y hombres corrientes y que rondan la cuarentena manifiestan una misma tendencia a dramatizar, es decir, a complicarse la vida más de la cuenta. Las historias de estos personajes confluyen y se entrelazan para desvelar el gran malentendido que padecen.