Bulgaria, 1960. El narrador es un descreído y cínico periodista, que engaña constantemente y adapta su personalidad. El conflicto entre la libertad individual y la garra de acero del sistema produjo en el bloque soviético una tensión que solo era posible sobrellevar mediante el ketman: esa habilidad psicológica para representar una identidad en público mientras se mantiene otra opuesta en privado.