Según Vernon Lee, una de las claves esenciales de toda obra literaria es el estilo. Sin
embargo, lejos de formalismos cultistas,
muy amigos de un cierto elitismo del lenguaje o de la erudición, para Lee el estilo
es un arte de la emoción: no hay literatura allí donde no se conmueven nuestros
sentidos.
En este ensayo, la autora explora las posibles relaciones que existen entre los recursos técnicos que puede aprender cualquiera
y el temperamento peculiar, en cierto modo
innato y no transmisible, del escritor.
Desde esta premisa, Lee ahonda en la
naturaleza del diálogo entre quien escribe
y quien lee, diálogo en el que se gesta, en
última instancia, la emoción que caracteriza los textos literarios.