Un libro de espacios, de territorios fronterizos entre la ciudad y el campo, entre la emoción y el desarraigo, entre la ternura y el desafecto.
Y es también un libro en el que los poemas son puntos de vista, fragmentos de una realidad en la que no es difícil reconocer el tono desencantado y la ironía porque, al final, todo el poemario acaba siendo una despedida en dos tiempos: primero, de la juventud y de los grandes sentimientos; después, de una forma de vida en contacto con la naturaleza.