Un checklist en el que apuntar todo aquello que tienes que hacer, y más importante, las cosas que no tienes que hacer. Conocerse a uno mismo es una virtud. Hay horas en la que puedes con todo; pero de repente, "¡oh! una notificación", "pues oye, me apetece un cafelito", "esta mesa tiene mucho polvo", o "¿qué hacen estos auriculares enrollados?", y "estos lápices sin punta?". Para eso nace el Task Killer, un organizador a medida de quien no tiene medidas. La productividad me persigue, pero yo voy más rápido. Vive feliz. Mantente productivo. O no.
