Tránsitos nos señala el camino del yo poético. Sus transformaciones sucesivas, su reescritura de los episodios biográficos que lo han conformado: el desamor, la maternidad, la conciencia en los otros... También recorre -también nos invita a recorrer- el camino de lo individual a lo colectivo y de lo personal a lo impersonal, de la voz única al poema polifónico. Azucena G. Blanco sostiene aquí un cordel que une nuestras vidas y que avanza por el espacio sin límites -donde presente y pasado conviven- al que se accede desde la palabra.