Vivir el cambio significa innovar lo que fue innovado aun cuando el éxito no esté asegurado. La incertidumbre, el riesgo, la vulnerabilidad y la fragilidad son los imperativos de la nueva era. El cambio vivido se aborda desde la interdependencia, la aceleración y la velocidad de las mutaciones. Las más nutritivas son el poder tecnológico, las disonancias de la 4ª revolución industrial, la crisis del empleo y de la sociedad laboral, los requisitos de la innovación, la emergencia de nuevas fábricas y formas de producción, la expansión de lo global, el impacto de Asia, la reubicación de la desigualdad, las mutaciones de la democracia y la capacidad para vincularnos, fortalecernos o debilitarnos como sujetos sociales. Dos preguntas todavía abiertas dirigen el trabajo: i)¿qué nos ata y conecta? y; ii) ¿cómo y quiénes somos?
