Escrita en 1888, el mismo año que La señorita Julia, August Strindberg (1849-1912) se inspiró en su experiencia matrimonial para alumbrar Acreedores, una de sus obras favoritas, en la que en el ambiente intenso, despiadado y claustrofóbico que caracteriza su teatro, llevó a la escena la pugna entre el marido y el exmarido de una mujer (uno y otro encarnación de sendas facetas de la personalidad del autor), ejemplificando de paso en la obra sus ideas sobre la «lucha de cerebros» y el «asesinato psíquico». Completa el volumen La más fuerte, breve pieza en un acto escrita por el autor sueco especialmente para su esposa Siri von Essen y considerada hoy en día uno de los más brillantes monólogos de la historia del teatro.
Traducción de Francisco J. Uriz