Sorprende esta autobiografía del que se puede considerar el último torero estadounidense, Robert Ryan; y lo hace por innumerables motivos: el emocionante carácter de lo insólito del caso, el enfoque íntimo de una experiencia rica y única, un sentir exquisito sobre la tauromaquia, su escritura excepcional
Desde sus primeras páginas un bellísimo relato sobre el nacimiento de la sorprendente vocación por el toreo de un chico californiano sin la más mínima cercanía al mundo taurino Ryan da cuenta de una sensibilidad especial para el arte, la recreación literaria y la emoción. Una vez dentro del mundo taurino, el recorrido por su periplo como matador está lleno de datos, riqueza y matices; ya en México, con su padre taurino, el maestro Pepe Ortiz, o en su salto a España, de manos de los hermanos Lozano. Además del sabroso dato para la historia, Ryan, poeta, grabador, pintor y siempre torero, deja aquí lo más granado de su memoria, una reflexión única sobre la intimidad y profundidades del toreo y, seguramente, sus mejores páginas como escritor.
«¿Cómo un gringo nacido en Los Ángeles puede llegar a comprender,
a sentir, a vivir y desarrollar de una manera tan pura la Tauromaquia?
En un tiempo resultadista, de búsqueda de seguidores y likes por la vía rápida, sin ningún pudor en algunos casos, darse una vuelta por la vida de este artista es un valioso bálsamo espiritual
No les suena el nombre, ¿verdad? Pues descúbranlo, es Robert Ryan, un torero americano de Estados Unidos. Abran la puerta de esta historia escrita en exquisita prosa poética.»
~ JOSÉ TOMÁS, del prólogo a este libro