La voz poética
de Claudio Rodríguez es una de las
voces más transparentes de la poesía castellana de nuestro siglo. Es una poesía
reflexiva y severa, cuyo discurrir fluye armoniosamente ante la contemplación
de la naturaleza, la existencia de los hombres y la consideración de su posible
trascendencia. El verso largo hace propicia la reflexión y el recogimiento
interior, la meditación y el vuelo de la imaginación poética.
á
Como si nunca
aprendiera a existir, como si cada dolor fuera nuevo y nueva cada alegría, el poeta
se sorprende de todas las alteraciones que trastornan su vida. No duran los
momentos de plenitud, ni puede sostenerse el instante de la visión, ni
permanece constante el conocimiento. Perplejo, el poeta considera que toda vida
es alteracióná: de la abundancia a la escasez, de la generosidad al
egoísmo, de la pureza a la vilezaá; se gana en conocimiento, pero puede
perderse el alma en el tránsito de la vida.
Aunque no hay
ilusión sin dolor y todo de