«Soy medio serbio, medio musulmán. Soy Yugoslavia, me rompí en dos», dice el protagonista de esta novela cuando su familia tiene que huir de Bosnia dejando atrás la mítica riqueza de un mundo perdido para adquirir la fría, triste y gris condición de refugiado en Alemania. Cómo el soldado reparó el gramófono refleja el misterio de contar historias como el secreto para sobrevivir al horror que la guerra y el desarraigo dejan en la vida de un niño. El protagonista es el alter-ego del autor que tenía 14 años al comienzo de la guerra de los Balcanes en 1992. Su voz y sus recuerdos recrean las imágenes de un lugar fantástico, ignorante de los peligros que están por llegar. Después, cuando la violencia se desata, el autor muestra la guerra con los ojos de un niño que creía en la magia y que tendrá que realizar su truco más poderoso: crear un lenguaje propio en un mundo nuevo sin perder el anterior.