Una tarde, mamá-ratón, papá-ratón y los pequeños ratoncitos salieron a pasear. Las estrellas y una gran luna amarilla brillaban en el cielo. -Mirad, ¡qué queso tan grande! -gritó un ratoncito. -¡Parece que un trozo se ha separado y está cayendo directamente sobre nosotros! -añadió otro. -¡Vamos a encontrarlo! -propuso el tercero. -Hoy es demasiado tarde -dijo mamá-ratón-. Pero mañana, os prometo que vamos a encontrar el queso.