La mayoría de los peces, una vez que la madre ha expulsado los huevos (desove) y que el padre los ha fecundado, los dejan abandonados a su suerte. Sin embargo hay excepciones. A veces uno de los progenitores cuida de los huevos, y hay especies como el caballito de mar, en que -sorprendentemente- es el padre el que se encarga de ellos.