Considerada por José Donoso su novela más lograda, «El lugar sin límites» ha sido objeto de encendidos elogios por parte de escritores como Carlos Fuentes, Severo Sarduy o Manuel Puig, que preparó su guión para el cine. La obra encierra en su brevedad y aparente sencillez una pluralidad de lecturas que explican su universalidad: lúcida radiografía de una sociedad que se derrumba, quiere desvelar la mentira de la farsa social con su poderosa fuerza simbólica y las estrategias del expresionismo y la carnavalización, que cuestionan y subvierten los lugares sagrados de la tradición, para arrastrar al lector al juego de las incertidumbres y al desafío de un orden que es tan sólo aparente. La figura de una casa se hace emblema de paraíso y de infierno, útero y celda, hogar y burdel, para representar también la patria y el idioma, o la imaginación, única vía abierta para la libertad. En última instancia, sólo ha de quedar el sabor de la desesperanza, encarnada en unos personajes que reinterpr