Pequeña alabanza a los tiempos de esplendor que envolvieron al antiguo palacio de los reyes de Navarra y reclamación activa en favor de su mantenimiento y recuperación. Iturralde y Suit trata en estas líneas de traer de nuevo a la realidad el regio monumento de la villa de Olite, añadiendo a su relato una recopilación de alzados, cortes, detalles, planos y vistas que nos permiten entender de qué manera había sobrevivido y sufrido la obra arquitectónica medieval a la altura de 1870.
Este exhaustivo estudio acompañaba a la solicitud que la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra (de la que el autor era su presidente) mandó a la Academia de Nobles Artes de San Fernando de que cesara el estado de abandono de las ruinas, pasando a estar bajo custodia de la Comisión. Iturralde y Suit denuncia los expolios y saqueos sufridos a lo largo de los años emitiendo su visión romántica del monumento, ligada directamente con la nostalgia por los tiempos en que existía políticamente el Reino de Navarra.
