A sus cincuenta años, Farzand abandona París para regresar a su hogar, Amoudé, un pueblo perdido en Siria junto a la frontera turca y gravemente afectado por la guerra civil siria. Se trata de una novela cargada de dolor pero también de dulzura, que evoca la lucha de un pueblo por la supervivencia de su cultura, un kurdistán que se deshace entre fuegos cruzados y guerras ajenas, pero que se mantiene vivo gracias al amor imperecedero de los kurdos por su tierra.