Bennet alzó al viejo arquero y lo apoyó sobre su rodilla. Todavía no estaba muerto. Contraíase su rostro, abría y cerraba sus ojos maquinalmente, y en su mirada se dibujaba una horrible mueca de dolor...
Otros libros del autor
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información