Antonio Parra Galindo analiza, en esta obra de generoso periodismo, un tema de enorme importancia en la historia de España: la ayuda y el salvamento que Francisco Franco ofreció a los judíos en los días de su mayor persecución (la Schoah). Esta tarea fue llevada a cabo no a nivel particular (Sanz Briz, Vidal, Mayalde o los propios soldados de la División Azul acusados de confraternizar con el enemigo por el mando alemán, al echarse novias judías), como se viene diciendo para minusvalorar el hecho o soslayarlo, sino que fue una labor humanitaria bajo las directrices de su gobierno y del Ministerio de Asuntos Exteriores, como por ejemplo la del Conde de Jordana. A principio de los 40 ya funcionaba un Hogar Judío en Barcelona. Son irrefragables los orígenes judíos, por genes y por apellidos de este ferrolano, que debiera ser el primero en la Lista de Schindler. Ahora bien, nunca fue sionista. Creía que Sefarad, el verdadero Israel, podría construirse en España bajo la égida de la Iglesia Católica.