Frente a las impresiones de un viajero Valeri nos ofrece desde los emblemáticos y archiconocidos lugares de la ciudad de Venecia una visión que solo alguien que haya deambulado entre el magnífico laberinto es capaz de transmitir: «una felicidad fuera del tiempo; un sentimiento de la vida tan lleno y sosegado, que nos lleva sobre la vida; suficiente para hacernos fantasear que, si pudiéramos ver durante toda la eternidad, desde debajo de las Procuratie Nuove, los cincuenta arcos y las doscientas ventanas de las Vecchie, y la Torre dell?Orologio que las remata o, girando la vista, el ángulo del Palacio Ducal con la Porta della Carta, no tendríamos, durante toda la eternidad, nada más que desear.»