Una pequeña joya ambientada en la Sudáfrica post-apartheid. Una novela sobre la supervivencia y la soledad, donde Maryse Condé condensa la sabiduría, la belleza y la rabia de toda una vida.
El marido de Rosélie acaba de ser asesinado. Sola en Ciudad del Cabo, se siente una extranjera en tierra hostil, un punto negro en el rostro de un país cuyas heridas siguen cicatrizando. Quisiera volver a casa, pero ¿cuál es su casa? Nacida en Guadalupe, educada en Francia, el color de su piel la ha perseguido por cuatro continentes: no hay lugar en el mundo que le haya dado tregua. Además, el misterio de la muerte de Stephen abre una caja de Pandora de habladurías, rumores y sospechas. Por primera vez, Rosélie duda: ¿quién fue realmente su marido? Ella, que fue pintora, ya no puede pintar. Ella, una médium capaz de devolverle el sueño a todos sus pacientes, no logra conciliar el suyo. En este relato de supervivencia, Maryse Condé desentierra una vida de desarraigo y lucha, y en tinta negra sobre páginas blancas consigue demostrar una vez más que en la vida, por mucho que a veces lo parezca, nada es blanco ni negro.