Mi ensimismamiento no implica que pierda mi agilidad mental y fÃsica. Mientras me mantengo ahÃ, quieto, como una estatua, con los ojos entornados e indiferente en apariencia, si pasa una mosca yo, con un movimiento de cabeza prodigiosamente rápido, abro la boca y me la trago. No es que las moscas sean mi plato favorito, naturalmente. Es por el placer de ejercitar todas mis facultades, mis potenciales funciones, y digo bien, todas, al mismo tiempo. Si Pa tuviese mi concentración y también mi rapidez, cuántas cosas prodigiosas pensarÃa y escribirÃa en un abrir y cerrar de ojos. En efecto, él también se queda muchas horas inmóvil, como clavado en un extraño bastidor de madera que llaman escritorio. Pero él padece, suda, se interrumpe, mira cien veces a un lado y a otro, sufre ataques de pánico («¡Dios mÃo! ¡Otra hora perdida!»), se rasca la cabeza, rebulle en el asiento y, a veces, dice palabrotas. Al final, de todo ese sufrimiento no quedan más que algunos garabatos sobre un papel.
Nacido en Roma en 1933, Alberto Asor Rosa, prestigioso historiador y crÃtico de la literatura y la cultura italianas, dirige actualmente el departamento de Estudios Literarios y LingüÃsticos de la universidad La Sapienza de Roma.
Su obra ensayÃstica se ciñó en los primeros tiempos al ámbito de la historia de la literatura. De esta época sobresalen sus monografÃas sobre Boccaccio, Verga y Calvino, asà como sus Storia della letteratura italiana (obligado manual de consulta en institutos y universidades), Un altro Novecento, Letteratura italiana del Novecento (ensayos sobre la literatura italiana de posguerra) y Genus Italicum.
Paralelamente, desde su conocida posición en las filas de la izquierda italiana, ha producido ensayos de análisis histórico-polÃtico: Le due società , L?ultimo paradosso, Fuori dall?Occidente, La sinistra alla prova o La guerra.
Ha escrito dos obras de narrativa: El alba de un mundo nuevo (Barataria, 2005) y Historias de animales y otras vidas.