La duquesa de Langeais (1834) ocupa un lugar singular entre la vastaproducción de Honoré de Balzac, dentro de la trilogía Historia de losTrece, insertada después en La comedia humana. Representa unacercamiento sereno y riguroso al mundo de la pasión amorosa, en elcual la expresión de lo sentimental está sometida a un controlnarrativo absoluto y a una alta exigencia formal; la claridad yoriginalidad de su estructura, además, le conceden una posición únicaen el Romanticismo tardío, y en los umbrales de la gran narrativabalzaquiana. Enmarcada en el ambiente decadente de la aristocracia del faubourg Saint-Germain, el narrador nos conduce al salón y al tocador de Antoinette, la duquesa de Langeais, donde nos ofrece una detallada descripción de la danza de seducción entre los protagonistas de lanovela, ella una joven coqueta que triunfa en los salonesaristocráticos, él, Armand de Montriveau, un general con una carreramilitar exitosa. En esta trama, el lector se convierte en un voyeurque contempla de cerca escenas de la intimidad de otros, siguiéndolascon una mezcla de mórbido interés y de incomodidad, pero sinposi