Las andanzas del autor como reportero por la Polonia profunda fructificarían en 1962 con la publicación de su primer libro, La jungla polaca, escrito entre viaje y viaje africano. Así escribió en La guerra del fútbol: «Volví a Varsovia. Debía preparar una nota relatando lo que había visto en el Congo. Describí la lucha, el desmoronamiento, la derrota. Recibí una convocatoria para comparecer ante un camarada del Ministerio de Asuntos Exteriores. ¿Qué demonios ha escrito? me espetó, indignado. ¡Llamar anarquía a la revolución! ( ) Lo lamento, pero usted no sirve para hacer de corresponsal en el extranjero. De acuerdo me mostré conforme, aquí también tendré de qué escribir.» Temas no faltaban, y el delgado volumen de un debutante suscitó el interés del público y de la crítica.