La abuela de Caperucita espera confiada la llegada de su nieta, pero alguien se adelanta. La abuela no es capaz de saber de quién se trata, pues no oye bien su nombre y se resiste a abrir. El lector sabe muy bien que es un lobo, desesperado por entrar en casa de la abuela con mil engaños. Mucho humor en un texto muy escueto con expresivas ilustraciones. ¡Hurra por la abuelita!