Pocas celebraciones religiosas de Europa condensan una historia tan compleja de siglos en los que de forma transversal, palabra tan de moda en nuestros días y tan manoseada ya por teóricos de siglos pasados, se unan la fe, la devoción, el Arte, la economía, el urbanismo, el poder político y el religioso, el pensamiento teológico dirigido y la tan vilipendiada fe de los carboneros de la calle, las circunstancias sociales y las políticas, la apariencia y la realidad, las élites y el sevillano de a pie, la creación efímera y la eterna, la poesía y la prosa, las grandezas y las miserias de una de las ciudades más apasionantemente complejas de Occidente.