En junio de 1703, la atención de los habitantes de la ciudad de México estaba puesta en el pleito que se seguía por el matrimonio de una rica heredera llegada a Acapulco seis meses antes. Aquella joven se llamaba Ignacia Cruzat y Góngora y era la hija del antiguo gobernador de Filipinas, Fausto Cruzat y Góngora. La enorme dote que podría aportar a quien se casase con ella abrió una disputa entre sus poderosos pretendientes que acabaría implicando a las principales instituciones civiles y religiosas del virreinato de la Nueva España. El choque desatado entre el arzobispo de México Juan Ortega y Montañés y la influyente familia Tagle, por un lado, y los hermanos Cruzat y el virrey duque de Alburquerque, por el otro, permite reconstruir la vida cotidiana de una sociedad multiétnica y multicultural. Las relaciones entre hombres y mujeres, los condicionantes del honor, los grandes negocios del virreinato, las rivalidades entre facciones de comerciantes, los conflictos de poder y jurisdicción entre las instituciones civiles y religiosas, o las redes forjadas por las élites al calor de sus intereses, emergen en est