Agosto, 1991. En un sofocante apartamento de Nueva York, un grupo de emigrantes rusos se reúne alrededor del lecho de muerte de Alik, un fallido pero carismático artista. Las botellas de vodka animan una reunión que más parece una fiesta que un duelo, pero así es como ha querido que fueran pasando sus horas de agonía. Postrado en la cama por una enfermedad que ha atrofiado su cuerpo, este hombre enérgico, enamorado de los placeres de la vida, es capaz de alegrar incluso su propio velatorio. Conforme se prepara para morir, sus seres queridos recuerdan sus experiencias compartidas y sus vidas en Rusia antes de emigrar, enzarzándose en debates sobre qué mujer fue su amante favorita o si deberían bautizar al artista ateo.