Alejandro sabe que cuando sea mayor acabará sin remedio trabajando en la fábrica de la ciudad. Pero llega el circo, y la música de una guitarra ilumina su futuro.
La vida de Alejandro en la ciudad gris se volvió emocionante el día que llegó el circo. Estaba espiando a las siamesas, al forzudo, a los enanos saltimbanquis... cuando Elena, una niña gitana, le descubrió. Elena le mostró el circo y a los actores, a su hermana, que bailaba flamenco, y a los hombres que la acompañaban con la guitarra. Gracias a ellos Alejandro empezó a tocar. Cada día iba al circo a aprender la música que le hacía tan feliz. Cuando sus padres le prohibieron que se juntara con aquella gente, Elena fue su salvación.