Entre los trastos polvorientos de una buhardilla abandonada, o en el patio de un apacible internado, agazapada tras una exótica flor, aguarda la espina envenenada, el terror paralizante, aquello que no nos atreveríamos a nombrar. Los relatos de Mi hermana Elba y Los altillos de Brumal son una incitación a la aventura y lo desconocido. Un viaje por los caminos de la memoria, por espacios asombrosamente cotidianos cuyos límites se desdibujan cuando el lector menos se lo espera. Unas narraciones deliciosas y crueles a un tiempo, mágicas e inquietantes, magistralmente orquestadas por Cristina Fernández Cubas. Un libro que apela a la imaginación y al gusto por las historias que crecen en los márgenes de la realidad.