Todo comienza con una visita inesperada.Mayte acaba de encenderse un cigarrillo de manera casi inconsciente, sin prestarle ni una parte de la atencion que le dedica a sus gatos, que parecen bufarse entre si. De pronto algo entra por la ventana. Mayte lo nota antes de que suceda. Siente como se le eriza el vello de la nuca, gira la cabeza apresurada, a sabiendas de que la intuicion solo falla cuando no se agarra a tiempo, y entonces... las ve. Fugaces e irreales. Dos manos rojas que se esfuman en el instante en el que se aclara los ojos. Aunque sabe que ya han desaparecido, todavia siente que estan ahi, acechando, como cuando se repite un punto de luz tras haber estado mirando al foco que lo producia. Ese eco sutil es el que le lleva a buscarle un sentido a esa subita amenaza. Aquellas manos deben de significar algo. Aunque aun no sepa el que. Pero algo. Al fin y al cabo, toda visita, inesperada o no, trae consigo siempre algo mas que un visitante.Fin del primer acto.